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Elecciones Estados Unidos Recientes

Por qué creo que el Presidente Trump ganará la reelección

Por David Hall Fortún
Los7Días.com

Hace poco más de cuatro años, semanas antes de las elecciones de 2016, una colega en mi centro de empleo me preguntó un tanto asustada: “David, ¿quién crees que va a ganar las elecciones?”

Estoy muy lejos de ser un analista político, y, en general, mis conocimientos en ese campo no van más allá de los de un ciudadano promedio, así que la pregunta de mi colega no buscaba la respuesta solida de un especialista; como buena militante Demócrata, buscaba una opinión que reforzara la suya, oscurecida por ciertas dudas, de que Hillary Clinton sería la primera mujer presidente en la historia del país.

-Donald Trump va a ganar- le dije. -y mucho más ampliamente de lo que la gente pueda imaginar.

-Tú de verdad crees eso? – tercio, incrédula. -Todas las encuestas dan a Hillary como ganadora…

-La única encuesta válida es la cuenta final de los votos- le dije, -y hay una gran mayoría silenciosa que va a hacerse sentir el día de las elecciones.

-La expresión de su rostro mostró no sólo decepción por no haber recibido la confirmación que esperaba y necesitaba, sino dejó ver su temor a que mi predicción se convirtiera en realidad.

Avance rápido: octubre de 2020, a sólo pocos días de las elecciones. Las circunstancias no son las mismas, pero tengo el mismo presentimiento: el ahora Presidente Trump va a ganar la reelección por un margen mucho más amplio que en 2016.

De nuevo, sin pretender ser un análisis científico, mi presentimiento se basa en algunas observaciones, simples quizá, pero que resultaron acertadas hace cuatro años.

Las encuestas
Primero, el comportamiento de las masas es cíclico y, por lo tanto, previsible. En 2016, casi todas las encuestas, con pocas excepciones, daban como ganadora a Hillary Clinton por márgenes muy parecidos a los que a los que predicen hoy. El error garrafal de las encuestas se debió a varios factores, entre ellos a) los muestreos fueron deficientes y sesgados, conscientemente o no, a favor de los Demócratas; b) Muchos encuestados no fueron honestos en sus respuestas, ya sea por suspicacia hacia los encuestadores o por bien fundados temores a identificarse como posibles votantes de Trump (la rabia y furia contra los “deplorables” se manifestó frecuentemente  en actos de violencia) y; c) la existencia de una mayoría silenciosa que deseaba un cambio de las políticas de Barack Obama, en unas elecciones en las que la candidata Demócrata se anunciaba casi como un tercer mandato del primer presidente negro del país.

A pesar del temor a la violencia en su contra, el entusiasmo de los que apoyaban al candidato Trump se hacía evidente en las masivas concentraciones MAGA -Make America Great Again- que se convirtieron en la firma política de Trump y que, sin embargo, fueron sumariamente descartadas por los analistas, encuestadores, y la prensa que, de manera mayoritaria, apoyaba a Hillary Clinton.

En octubre de 2020, la situación parece una calcomanía de la de entonces, sólo que a la misma se añaden otros elementos que, creo, le confieren mayor fuerza a mi argumento.

Entonces, el candidato Donald Trump era un enigma político, y muchos de los que lo apoyaron lo hicieron por considerarlo la mejor, quizá única, alternativa a un tercer período de Obama. Es cierto que logró establecer un vínculo casi emocional con un gran sector que se consideraba “el hombre olvidado”, y sus promesas resonaron con millones de votantes, en particular la de construir “un hermoso muro” en la frontera con México que contuviera la incontrolable inmigración ilegal proveniente del sur del Rio Bravo, y sustituir el controversial Obamacare por un sistema de asistencia a la salud mas accesible, sin destruir el sistema privado. Pero, promesas, promesas son, y los políticos no son famosos por cumplir sus promesas… pero Trump no era un político, sino un exitoso empresario, de ahí su atractivo.

Cuatro años más tarde, el Presidente Trump tiene un récord en el cual apoyarse para recabar el apoyo no sólo de sus admiradores, sino para apelar favorablemente a votantes autocalificados de “indecisos”, que son al final los que inclinan la balanza hacia uno u otro candidato.

Veamos:
Contra todos los pronósticos y la oposición sin cuartel de los Demócratas, algunos Republicanos anti-Trump, y la prensa, el Presidente Trump logró:

  1. Controlar sustancialmente la inmigración ilegal y construir más de 400 millas (más de 600 km) de su “hermoso muro” en la frontera con México.
  2. Eliminar partes esenciales de Obamacare.
  3. Estimular el crecimiento económico más impresionante de la historia de Estados Unidos mediante la mayor reforma fiscal en 30 años.
  4. Propiciar los mayores índices de empleo de la historia para negros, hispanos, mujeres y minorías en general.
  5. Repatriar cientos de miles de empleos que con anterioridad habían ido a otros países.
  6. Estimular la inversión de casi $500.000 millones en nuevos proyectos para la economía.
  7. Reducir los impuestos a más del 80 por ciento de las familias de clase media.
  8. Niveles récord en la bolsa de valores.
  9. Convertir a Estados Unidos en un exportador neto de energía por primera vez en la historia, eliminando la dependencia de petróleo el extranjero.
  10. Sustituir NAFTA con un mejor tratado entre USA, México y Canadá.
  11. Transformación del código penal para reducir o acabar con la disparidad en sentencias que afectaban sobre todo a afroamericanos.
  12. Triunfos indiscutibles en materia de política exterior, limitando las actividades agresivas de Corel del Norte; logrando acuerdos de paz sin precedente entre varios países árabes e Israel, y declarando a Jerusalén como la capital de Israel.
  13. Terminar la presencia militar de Estados Unidos en Afganistán después de 19 años, y ser el primer presidente en no enviar soldados a combatir en otros países

La lista pudiera ser mucho más larga. En fin, Donald Trump se convirtió en uno de los pocos “políticos” que sobrepasa el cumplimiento de sus promesas a los votantes.

El efecto del virus
Si bien es cierto que el virus proveniente de China, el Coronavirus-19, provocó un desastre de proporciones casi apocalípticas al país y la economía con más de 200.000 muertes y millones de empleos perdidos, es indiscutible que, a sólo días de las elecciones, el país se encuentra en franca recuperación económica y, aunque los casos de personas infectadas por el virus están en aumento, como en el resto del mundo, las muertes están disminuyendo y las probabilidades de una vacuna mejoran por día.

A todo lo anterior habría que agregar la situación de anarquía y disturbios, violencia generalizada y antipolicial en ciudades controladas por demócratas, que han hecho del tema Ley y Orden un factor importante en la mente de los votantes en la que la posición el Presidente Trump parece estar resonando grandemente con los votantes, en particular en áreas suburbanas.

Al final, de nuevo, el elemento más visible y quizá más importante, es el entusiasmo desbordante de los “deplorables”. Las encuestas pueden decir lo que quieran; en 2016 el entusiasmo de los votantes pro-Trump, manifestado en particular en sus discursos con asistencia masiva, fue una medida muy acertada del resultado final de la votación. En 2020, el nivel de entusiasmo y la participación en los eventos políticos del Presidente Trump son muy superiores. Si la historia sirve de alguna medida, una repetición de los resultados de 2016 es previsible.

No se puede descartar el hecho de que, debido al temor al Coronavirus y a la intensa campaña de los Demócratas por motivos sobre los que sólo se puede especular, millones de votos serán enviados por correo, una situación que se presta fácilmente al fraude o a que simplemente, muchos votos se pierdan. Este es un factor que preocupa grandemente a los Republicanos y que podría tener un gran impacto negativo en las posibilidades de reelección del Presidente Trump.

Nuevo apoyo
Pero el presidente no parece haber perdido apoyo entre los que votaron por él en 2016, por el contrario, el apoyo de los Republicanos ha alcanzado niveles sin precedente por encima de 95 por ciento. Trump está ganando apoyo entre hispanos y afroamericanos muy superior a las cifras de 2016. Es probablemente cierto que los Demócratas y los que por cualquier motivo se oponen al Presidente Trump votarán en su contra sin importar quién sea el candidato Demócrata. Pero después de cuatro años en la Casa Blanca, los votantes norteamericanos, incluidos el pequeño centro que decide las elecciones, tienen muchos más elementos para juzgar su gestión presidencial.

Las pasiones son intensas: por primera vez en la historia de las asambleas políticas en Estados Unidos, las masas asistentes han recibido a un candidato, a un presidente en funciones, con gritos de “Amamos a Trump”. Al mismo tiempo, ningún político norteamericano ha despertado tanto odio visceral de sus oponentes y de la prensa. Como en 2016, casi todas las encuestas anticipan la derrota del Presidente Trump en los comicios. El presidente, por su parte, anuncia una marejada roja (Republicana) que le asegurará la victoria.

Del otro lado, el dúo Joe Biden/Kamala Harris es quizás el equipo menos fuerte que los Demócratas hayan jamás postulado. Su plataforma, amén de ser muy específica en aumentar los impuestos a los “ricos” y gastar decenas de billones (en español, es decir, millones de millones), se limita básicamente al odio a Trump. El odio puede ser una fuerza motivadora muy fuerte, pero raras veces gana.

Para perifrasear al gran Yogi Berra, nada está dicho hasta que esté dicho, es decir, hasta que se cuente el último voto, lo cual puede tomar semanas después el 3 de noviembre y, quizá, la intervención de Tribunal Supremo. Pero, basado en los hechos como yo los veo, y en la historia, que parece repetirse, este votante cree que el Presidente Trump ganará su reelección con un margen superior al de 2016.

Las opiniones y el contenido expresados en este artículo son exclusivamente las de su autor y no reflejan la posición editorial de Los7Días.com.

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