Balseros cubanos en el Estrecho de la Florida. Foto de Duke University Libraries.
Estados Unidos Inmigración Recientes

¿Qué tienen los demócratas contra los cubanos?

Por Manuel Ballagas
Los7Días.com

Ya lo dijo alguien antes que yo: al único refugiado que los demócratas se han empeñado en deportar fue un niño cubano llamado Elián González.

Las únicas medidas drásticas que los demócratas han tomado contra la inmigración irregular han sido primero, bajo Bill Clinton, mandando a interceptar en alta mar a los balseros cubanos, y luego, bajo Barack Obama, para cerrarles el paso si tocan tierra.

Sí, los demócratas parece que tienen por los cubanos una devoción especial.

Son capaces de conmoverse hasta las lágrimas por los avatares de los niños centroamericanos que tocan a nuestra puerta sin padres que les acompañen. Les abren las puertas de par en par y les ponen al cuidado de extraños o parientes lejanos; pero a un niño cubano lo expulsan a punta de pistola, bajo el pretexto de que los niños deben estar con sus padres.

Ilegales de otras partes
Para los ilegales de otras partes los demócratas convierten a todo un estado, California, en un santuario donde se prohíbe que los policías les hagan siquiera preguntas. Pero cuando los cubanos se lanzan al mar buscando posada, como pasó en 1994, los encierran en la Base de Guantánamo, como si fueran sobrinos de Osama Bin Laden y no del Tío Sam.

Creo que, si pudieran, los demócratas levantarían un muro en el Estrecho de la Florida, en vez de la frontera con México, con tal de tenernos lejos. Un muro muy alto, de acero inoxidable, encajado en el fondo del mar, para que las olas nos aplastaran y fuéramos sabroso pasto de los tiburones.

En serio, con tantos ilegales que los demócratas aspiran a meter en Estados Unidos, ¿qué más les da un cubanito más o un cubanito menos? ¿Qué puede tener esta gente contra nosotros, que nos hacen depositarios de todas sus furias?

Ha de ser, supongo, porque huimos no sólo del hambre, sino del hambre que procrea el comunismo, una de sus doctrinas totalitarias favoritas.

Luto en casa del burro
El día que se desplomó la Unión Soviética fue seguramente de luto en la casa del burro. Caramba, uno de ellos, el mismísimo precandidato presidencial Bernie Sanders, pasó su luna de miel en ese paraíso proletario. Otro precandidato, Bill de Blasio, es de estirpe sandinista y dado a saludarnos con un estentóreo “hasta la victoria siempre”. ¿Qué les parece?

Por eso me causa gracia escuchar a tanto cubanoamericano demócrata defender a un partido que los usa pero no los mastica ni los traga. Para ellos, Jimmy Carter fue un santo; Bill Clinton, un sabio; y Barack Obama, punto menos que un mesías, aunque cualquiera de los tres, puestos a escoger entre ellos y sus amados dreamers, les devolvería a La Habana o Bejucal de una buena patada por el trasero.

Ahora que los demócratas piden abolir la policía de inmigración y las leyes que esta pone en vigor, con tal de regalar la residencia permanente a cientos de miles de ilegales y de paso, a toda su parentela, es bueno recordar que su compasión no parece derramarse a partes iguales, y de qué lado reposan sus lealtades. Antes que los intereses de su país y de su pueblo, los demócratas han elegido favorecer los de un montón de intrusos que ni siquiera votan.

Como decía mi abuela: Luz en la calle y oscuridad en la casa.

Las opiniones y el contenido expresados en este artículo son exclusivamente las de su autor y no reflejan la posición editorial de Los7Días.com.

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