Por Manuel Ballagas
Los7Días.com
Algunos alistan por estos días en el Congreso una resolución que pide “reparaciones” para los descendientes de quienes alguna vez fueron esclavos en Estados Unidos. Impulsa este petitorio la representante demócrata Sheila Jackson Lee, de Texas, bajo el supuesto de que el Gobierno federal condonó la esclavitud y de que nunca ha habido una disculpa por ella.
A la legisladora parece no importarle que haya sido el Gobierno mismo el que dictó la Ley de Emancipación, y el que libró una guerra sangrienta para cimentar una unión de estados donde no hubiera ni amos ni esclavos; ni que la mayoría de los estadounidenses blancos de aquella época jamás poseyó ni traficó esclavos.
Verdad irrelevante
La verdad histórica es irrelevante para los fanáticos.
Por eso, en medio de toda la alharaca, ninguno puede explicarnos a quiénes correspondería el resarcimiento, si a quienes puedan certificar estirpe esclava, o esencialmente a cualquiera que ostente negra tez. Tampoco si el pago sería una suma global o una suerte de pensión alimenticia. O si algo tocaría también a los parientes dejados atrás en Africa, o a los que fueron esclavos en otra parte.
En todo caso, cualquiera que sea la alternativa elegida, quienes pagaríamos el monto de las “reparaciones” seríamos los actuales contribuyentes estadounidenses -blancos, afroamericanos y gente de todo pelaje-, ninguno de los cuales tuvimos arte ni parte en el gran agravio que significó el tráfico y uso de la mano de obra esclava en este país.
Parece un soberano disparate … y lo es.
Valor de la demagogia
Lo saben la representante Jackson Lee y todo el hatajo de políticos demócratas que secundan este petitorio. Nadie en su sano juicio espera que un proyecto semejante alcance a convertirse en ley. Hasta algunos líderes afroamericanos se oponen a él. Pero la iniciativa, a las puertas de las primarias del partido del burro, tiene el insidioso valor de la demagogia.
Cada día que pasa, los contendientes rivalizan, más que en temas de política pública y exterior, en la variedad de regalitos que ofrecen, desde la educación universitaria y el aborto gratuitos, hasta el famoso “Medicare para todos” que propaga el senador Bernie Sanders. El exvicepresidente Joe Biden, por variar, incluso insinúa, entre otras cosas, que puede conseguir una cura para el cáncer.
Vengan, damas y caballeros. El tenderete está, a la vista, bien montado, y hay donde escoger, si usted es de quienes andan buscando regalos. Todos pueden llevarse algo, sobre todo los indocumentados. Después de las “reparaciones”, sólo falta en el surtido aquello que los pillos vendían en el Viejo Oeste, la famosa “manteca de majá” que lo curaba todo.
