Por Guillermo Descalzi
Los7Días.com
Nixon, el truquero Tricky Dicky, jugó el naipe chino en su póker con Mao. Fue al inicio de Watergate, para alivianar sus problemas volteando la atención del público al viaje. Lo logró momentáneamente, y todos nos fuimos a la China con él, pero su escándalo lo esperó paciente y al final lo trajo abajo como costal de papas al suelo. Pasó de “Nixon ama a Mao” a “Nixon amamao”.
Trump, el mentiroso ladrón de atención, juega su ‘Naipe Norcoreano’ en este póker con Kim Jong Un. Ahora parece él quien estuviese mamao, borracho, borracho de preocupación, y busca desviar la atención pintándose como quien puso fin a la guerra fría mas larga de todas, la coreana, congelada desde el armisticio de 1953, el gran estadista con sueños del Nobel de la Paz. Acabará arrastrándonos en su intoxicación… si ‘los suyos’ lo dejan.
Reordenamiento de influencias
Su acción, la que intenta, implica un reordenamiento del rol americano en el Lejano Oriente, una retirada que dejará la región, toda, incluyendo al Japón, a la supremacía de Beijing. Será, si Trump se sale con la suya, la esfera de influencia china como lo fuera la esfera de influencia soviética en la entonces Europa Oriental… una China en su infancia como modelo mundial y no un Moscú en pataletas de supervivencia.
Trump nos lleva, a nosotros y el mundo, a una gran traición, y lo extraño es que el liderazgo republicano se muere de miedo –¿qué otra explicación hay?– de contradecirlo. Será, si no despierta, el partido de esa traición, y el machismo de su base acabará en un mar de debilidad.
No es ‘Quo Vadis Trump’, es quo nos llevas Trump. Nos lleva a lo que será irreversible si el Congreso lo permite, el fin, el colapso de la influencia americana en el mundo. Ya nos colapsó en Europa, nos está colapsando en el Medio Oriente y con este colapso previsto en el Lejano Oriente nos dejará como fue la China antes de Nixon, un gigante con pies de barro.
Tercer poder
Trump hará su show en Hanoi, relegándonos al papel de tercer poder. Los dos primeros fueron Estados Unidos y la URSS, China en tercer lugar. Si Trump logra lo que parece querer, el primer y segundo lugar en adelante lo tendrán China y Moscú. Seremos la tercera rueda del coche.
Nixon tuvo a Kissinger en política exterior y seguridad nacional. Ni Pompeo, el Secretario de Estado, ni Bolton, su Consejero de Seguridad nacional, son Kissinger, lo cual nos deja con solo Trump para guiarnos, triste destino para nosotros con el beneplácito del Partido Republicano, un partido de mansos que, no se olviden, del agua mansa líbrenos Dios que de la brava nos libraremos nosotros.
De Jane Fonda, la Hanoi Jane, a Hanoi Trump… si los mansos lo dejan. ¿Y por qué no? Si Roma cayó, lo mismo puede ocurrir hoy… solo que nadie nunca hubiera imaginado que sería de manera tan estúpida.
