Por Sabina Covo
Los7Días.com
Durante la pandemia y el confinamiento la distribución de alimentos se ha convertido en una ayuda clave para que las familias sobrevivan ya que en muchos casos no lograron llegar a fin de mes por haber perdido sus trabajos. Estoy segura de que ahora que las escuelas ya han notificado que los niños se quedan en casa hasta el próximo año escolar, el pánico entre muchas de nuestras familias aquí mismo en el sur de la Florida ha sido colectivo. ¿Han visto cuanto más comen los chicos cuando están en casa? Y peor aún, ¿qué hacer cuando tienen hambre y no hay lo suficiente? Sonaría surrealista para los que hemos pasado la vida viendo las cantidades de comida que se tiran en Estados Unidos, pero hay una realidad que muchos de nosotros los periodistas conocíamos cuando cubrimos temas sociales en áreas muy afectadas por la pobreza: en el Sur de la Florida y en gran parte de los sectores de la sociedad norteamericana hay hambre.
Pandemia de hambre
La semana pasada las Naciones Unidas auguraron que pudiera haber una pandemia de hambre. El Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, dijo en el Consejo de Seguridad de la ONU que desde mucho antes de que hubiese pandemia ya se le estaba advirtiendo al mundo que “2020 enfrentaría la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”. Eso se debe a las guerras en Siria, Yemen y otros lugares, enjambres de langostas en África, frecuentes desastres naturales y crisis económicas, incluso en el Líbano, Congo, Sudán y Etiopía, dijo. Beasley ha agregado que 130 millones de personas pudieran ser llevadas al estado de hambre para fines de 2020, cuando ya 821 millones de personas se acuestan con hambre todas las noches en todo el mundo.
El Sur de la Florida no se queda atrás. La organización sin ánimo de lucro Feeding Florida sirve (antes de la pandemia) a 255,680 personas que son contadas como parte de la “inseguridad alimenticia”; en el condado Broward son 257,910. Los niños, los adultos desempleados y las personas de la tercera edad son los más vulnerables, pero, ojo, porque en muchos casos, según esta misma entidad, hay al menos un adulto empleado en la familia, pero no alcanza. El pasado 15 de abril se tomó una fotografía de una fila de 1.5 millas de autos esperando para recoger comida durante la pandemia. La ansiedad de no tener que comer y no tener dinero para comprar comida ha volcado a muchos residentes a abastecerse porque dicen que no llegarán a mediados de mayo con comida o trabajo.
Disparidad social
Antes de la pandemia el 22.3 por ciento de los niños del Sur de la Florida tenían inseguridad alimenticia. ¿Se imaginan ahora? Me pregunto por qué hemos llegado a una disparidad social tan extrema, no solamente en la ciudad de los rascacielos de los millones de dólares, las playas y la vida de ultra-lujo que acaba de pasar por un boom de construcciones sino en otros sectores del país. Y agrego, las cadenas de producción industrial de alimentos en Estados Unidos siempre han sido un gran negocio, platos grandes que dejan sobras en los restaurantes, comidas procesadas más baratas llenas de fructosa y azúcar.
Estamos viendo que la “economía robusta” que se pensaba tenía Estados Unidos no es tan robusta. Pensamos durante la pandemia que Latinoamérica moría de hambre. Sí, pero es desafortunado que en la primera economía del mundo, también.
@sabinacovo