Por Andrés Hernández Alende
Los7Días.com
En su reciente discurso del estado de la Unión, pronunciado el 5 de febrero ante el Congreso en Washington, el presidente Donald Trump dijo que “la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, tenía un índice de crímenes sumamente alto, uno de los más altos del país, y estaba considerada una de las ciudades más peligrosas de nuestra nación. Ahora, con una poderosa barrera en pie, El Paso es una de nuestras ciudades más seguras”.
Trump debería revisar mejor sus estadísticas para dar una información más precisa al público.
La realidad es que en la frontera entre los Estados Unidos y México hay menos crimen que en otras áreas metropolitanas de la nación.
En El Paso, los delitos violentos estaban disminuyendo desde antes de que se levantara la barrera, en 2009, y después que se terminó de construir la valla, aumentaron ligeramente. La tasa de crímenes en la ciudad tejana se redujo a la mitad desde la década de 1990 hasta 400 incidentes por cada 100.000 habitantes, por debajo de los 600 de Nueva York y los 1.200 de Washington.
La mayor reducción del índice de crímenes en El Paso, según datos del Departamento de Justicia, ocurrió entre 1996 y 2006, es decir, antes de que se levantara la valla fronteriza.
Donald “Dee” Margo, alcalde de El Paso y miembro del Partido Republicano, comentó en Twitter después del discurso de Trump: “El Paso NUNCA ha sido una de las ciudades MÁS peligrosas en los Estados Unidos”.
Trump está obsesionado con el muro en la frontera, pero, al parecer, alguien le está dando mal las estadísticas.